Tiempo aprox.: 4 h 45 m
Dificultad: media
El texto descriptivo de la subida por el barranco de Las Ruedas ha sido extraído de "La Rioja: Paseos por la naturaleza (I)" (Comunidad Autónoma de La Rioja. Consejería de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente. 1985).
Desde la llegada al parque eólico, este recorrido coincide con el "De Ocón al hayedo de Carbonera".
Recorrido |
Perfil |
Desde Logroño, hemos seguido la N-232, y a la altura de
Ausejo hemos tomado el desvío hacia El Redal por la LR-259; justo a la altura
de la señal que nos indica que entramos en éste, giramos a la izquierda para
tomar la LR-472 hacia Los Molinos y La Villa de Ocón; poco después de pasar Los
Molinos y seguir hacia La Villa, el empalme de la LR-475 a mano izquierda nos
lleva hacia Las Ruedas de Ocón.
Nos proponemos visitar la zona forestal del Valle de Ocón, enclavada
en la vertiente norte de Sierra de La Hez, remontando para ello uno de sus
barrancos más profundos y boscosos, de singular belleza y contrastes: el barranco de Las Ruedas de Ocón (o también, barranco del Sol).
La actual
aldea de Las Ruedas de Ocón, medieval en sus callejas, da inicio a nuestro
paseo, por una pista forestal que, en continuo ascenso, se adentra en el valle. La pista arranca girando a la izquierda al final de la primera calle urbanizada que encontramos a mano derecha nada más entrar en el pueblo la carretera;
tiene un primer tramo asfaltado, hasta un depósito de aguas cuyo acceso dejamos a la derecha, y el resto una anchura y un firme que la hacen
apta para el tráfico rodado, sin duda para el servicio del parque eólico.
Pronto cruzamos un paso canadiense y dejamos a la izquierda una pista por donde luego volveremos. Un poco más adelante, encontramos a mano izquierda una zona de recreo acondicionada con asadores y mesas; seguimos de frente, siguiendo la referencia del arroyo, ignorando otra pista que desvía por nuestra derecha.
El barranco de Las Ruedas de Ocón |
Pista que remonta el barranco de Las Ruedas de Ocón |
Pronto cruzamos un paso canadiense y dejamos a la izquierda una pista por donde luego volveremos. Un poco más adelante, encontramos a mano izquierda una zona de recreo acondicionada con asadores y mesas; seguimos de frente, siguiendo la referencia del arroyo, ignorando otra pista que desvía por nuestra derecha.
Dejamos atrás pequeñas repoblaciones, bien crecidas y muy prietas
de pino silvestre, alineadas en lo que fueron antiguos campos de cultivo, hoy abandonados
y comidos por el helechal. En el barranco hay un pequeño regato donde medran
estirados chopos, algunos trasmochos hace tiempo, y matorral que viste, en estos
primeros pasos, laderas y lomas. Predominan escobas, brezos, biércoles, helechos,
cantuesos y enebros, estos últimos sobre materiales móviles y erosionables, tan
abundantes en esta sierra, realizando una importante labor de contención de
tierras. La floresta crece a expensas del matorral si el hombre no altera la
dinámica natural. En estas cotas, todavía abierto el valle, domina el rebollar
en cualquier orientación. Los robles son jóvenes, de escasa altura y fino
tronco, salpicados de algún ejemplar más añejo; forman una densa masa que cobija
los rebrotes rastreros del rebollo, mantenidos a raya por el ganado. En algún
lugar se hace impenetrable incluso para los jabalíes. En primavera, las
herbáceas que pasaron el invierno enterradas entre la hojarasca, echan brotes y
florecen a las sombra del dosel arbóreo: violetas, pulmonarias, geranios silvestres,
prunelas, se hacen abundantes.
Mezcla de especies en el barranco |
Abajo, en el río, la vegetación asociada al agua corriente
escasea, algún sauce y sobre todo avellanos que bordan el camino en lugar
manantioso, crecen en cualquier vaguada húmeda. Hayas aisladas también se aventuran
en la zona.
En lo alto, caen hacia el valle cantarrales o disecadas formados por fragmentos de cuarcitas, de vida propia, que frenan la cubierta vegetal. El hayal a mayor altura crece vigoroso de espaldas al sol; en la solana continúa el rebollar. El contacto entre ambas formaciones origina una mezcla de robles y hayas donde surge algún ezcarro (arce).
Interior del hayedo en la cabecera del barranco |
La cima de Cabimonteros |
Entrada hacia el hayedo de Carbonera |
A partir de aquí, estaremos atentos para encontrar, unos 800 m después, en una zona abierta una espigada estructura metálica con aparatos de medición de viento, ya que justo antes de llegar a ella dejamos la pista y nos echamos por una ancha senda que baja a la izquierda (nos orientará una señal que restringe el tráfico rodado por la misma) para adentrarnos, tras cruzar un paso canadiense, en el hayedo de Carbonera, uno de los más bellos de la región.
Senda por el interior del hayedo de Carbonera |
Hayedo de Carbonera |
A menos de 100 m encontramos a nuestra derecha un abrevadero. Más adelante, cruzamos el barranco por un puentecito, al que sigue un paso canadiense, para iniciar la última parte del recorrido, que nos lleva de vuelta a Las Ruedas de Ocón por la pista que bordea el monte a media ladera; el pueblo ya es visible en la distancia, así como, más allá, La Villa de Ocón, custodiada desde lo alto de una loma por los restos de su castillo.
Llegamos, después de algo más de 1 km, al encuentro con la pista
que remonta el barranco de Aldealobos o San Julián; la cruzamos, bajando hacia un abrevadero y una caseta de la captación de aguas, dirigiéndonos hacia la continuación de la pista que asciende por la ladera de enfrente. En
nuestro regreso, se van alternando repechos más o menos fuertes con bajadas o
tramos más llanos en los que reponer fuerzas, pero siempre acompañados de unas
fabulosas panorámicas del Valle de Ocón y sus pueblos.
Mapa del recorrido
Ver Barranco de Las Ruedas de Ocón y hayedo de Carbonera en un mapa más grande.
Un archivo .gpx con el recorrido puede ser descargado aquí.
Más información sobre el Valle de Ocón.
Que xulo......
ResponderEliminarEstá muy bien y resulta muy util
ResponderEliminarEstá genial, felicidades!
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