lunes, 26 de agosto de 2013

Barranco de San Martín de Jubera

Distancia: 15,4 km
Tiempo aprox.: 4h
Dificultad: media

Véase la Ruta pueblos del Jubera en la web de la Reserva de la Biosfera de La Rioja. Folleto descargable.




Recorrido
Perfil

Se parte de Santa Engracia del Jubera, calle arriba. Al llegar a la primera plaza, se tuerce a la izquierda para tomar la senda que, en fuerte subida, busca el núcleo de San Bartolomé del Jubera.

Salimos del pueblo y, al pasar la iglesia, se gira a la derecha para tomar otra empinada senda que nos coloca, en apenas unos metros, en la carretera de San Martín.


A continuación, viramos a la derecha y emprendemos una subida por asfalto hasta llegar a San Martín del Jubera, dando la vuelta a Peña Muro.

San Martín de Jubera

Tras visitar el pueblo, se baja hacia el río y se cruza para tomar una senda estrecha que va acompañando al manantial aguas abajo y rumbo norte, para ir bordeando, por el oriente y a pie del cauce fluvial, Peña Muro, en cuyos salientes veremos los posaderos y anidamientos de los buitres leonados, y a éstos, volando por encima de nuestras cabezas.

Barranco de San Martín de Jubera
El sendero se bifurca un poco antes de llegar al cauce del río San Martín. El ramal que asciende se dirige hacia la Ermita de Santiago en ruinas; pero nosotros tomamos el camino que baja y cruza el río San Martín, para ir ganando, por la otra orilla bajo Peña Muro, el desvío que nos permite regresar a San Bartolomé.

La otra opción que tenemos es girar a la derecha y bajar hasta un estrecho y alto puente que une las dos orillas del arroyo por el que venimos. Tras unos ladeos a media altura, el sendero nos deja ante las antiguas minas de plomo de Jubera, acondicionadas para visitas turísticas.

Al fondo, el barranco de San Martín de Jubera
Proseguimos dando vuelta al Cabezo de Santiago y Las Malezas para, por un camino más amplio que sale de las minas, dar a la Ermita de la Virgen de Prado, que queda a nuestro paso.

Más adelante, la carretera LR-261 nos permite, caminando por su orilla, ganar la población de Jubera, donde tenemos la posibilidad de subir hasta su castillo en ruinas, merecedor de una visita. Además, en su promontorio, se divisa una buena porción de la llanura riojana y el territorio de Robres, Jubera y Ocón.

Ruinas del castillo de Jubera

Se cruza el pueblo y nos dirigimos hacia la Ermita de San Miguel Arcángel, para pasar por el río Jubera, buscando la salida que nos deja ante el tramo asfaltado que sube de nuevo hacia San Bartolomé. Una vez cruzada la LR-261, se toma el carril y, ante el cruce de San Martín y San Bartolomé, optamos por este último destino desandando el camino hacia Santa Engracia.

Mapa del recorrido


Ver Pueblos del Jubera en un mapa más grande

miércoles, 21 de agosto de 2013

Sendas Renabar y Los Arrieros (Parque Natural de Izki)

Distancia: 9,6 km
Tiempo aprox.: 3h 30min
Dificultad: baja

Recorrido y perfil
Este recorrido fusiona la senda Renabar, que parte de San Román de Campezo, con el tramo de la senda Los Arrieros que lleva a Quintana, dentro del Parque Natural de Izki.


El Parque Natural de Izki, situado en Álava, es un espacio natural protegido, donde la riqueza natural ha convivido desde hace decenas de miles de años con la especie humana, que ha sabido aprovechar sus recursos sin llegar a agotarlos ni deteriorarlos. Gracias a ellos, el Parque Natural de Izki es un espacio natural dotado de un amplio conjunto de valores geológicos, biológicos, ecológicos, paisajísticos, arqueológicos y socioculturales.

El inapreciable conjunto de sus valores condujo al Gobierno Vasco a la declaración de este territorio como Parque Natural de Izki en 1998, para garantizar su conservación en armonía con el mantenimiento de los usos tradicionales y los nuevos usos asociados al disfrute de la naturaleza.

Nuestra ruta comienza en San Román de Campezo.

La senda Renabar parte desde las últimas edificaciones del pueblo y los primeros campos de cultivo. Se pasa junto a varios depósitos de agua y se atraviesa la carretera y la barrera denominada 'El Juncal', puerta de entrada hacia el marojal de Izki.


Saliendo de San Román de Campezo
El marojal representa la vegetación madura más adaptada a los suelos pobres y arenosos que cubren gran parte de este espacio natural. Es un bosque denso dominado por el marojo (Quercus pyrenaica), que se distingue bien de los otros robles por sus hojas fuertemente lobuladas y peludas por el envés.

A lo largo del recorrido se cruzan dos arroyos, que conservan alisedas en buen estado.


Pista por el interior del marojal
Unos metros más adelante, y antes de entrar en el bosque cerrado, se puede contemplar el monte Mantxibio a la derecha, con la peña Roya a sus pies y Arronzaila, el Avellanedo, el Soila y la peña el Santo.

Una vez en el bosque, se dejan tres caminos a la izquierda y se continúa paralelo a los roturos que se sitúan a la derecha. En el siguiente cruce, casi al final de los roturos, se toma el camino de la izquierda, que desciende hacia el río Izki, y se alcanza a la derecha una especie de atalaya natural, desde donde se puede contemplar una bonita panorámica de Izki y la ladera sur del monte Mendizorrotz. En este punto se abandona el camino por la derecha para tomar una senda, que nace de forma un poco confusa en un claro, y que se dirige hacia Los Puentes, donde se localiza un puente de piedra. A partir de aquí, el camino se fusiona con la senda de los Arrieros. En el punto de conexión, seguiremos la indicación que nos dirige hacia Quintana y las marcas rojas y blancas propias del GR-282 (Senda del pastoreo), que coincide en este tramo.


Hermoso ejemplar de roble
A unos 600 m encontraremos una señal que, desviándonos a nuestra derecha, nos llevará, en poco más de 200 m, al ‘Roble gordo’, un ejemplar centenario.

Vueltos al camino, continuamos por él. Como a 1,5 km cruzaremos dos pistas. Tras otro 1,5 km llegaremos a un bosquete de pinos, que el camino bordea, y llegaremos a la balsa de Las Rozas (en agosto de 2013 pudimos comprobar que habían criado el zampullín común y la focha común).


Balsa de Las Rozas
Estamos ya muy cerca de Quintana, caminando entre cultivos; cruzamos una barrera, al lado de la balsa Las Huertas, y llegamos al punto final de la ruta.

Hasta San Román de Campezo quedan algo más de 3 km por la carretera A-3136; si disponemos de dos coches, podemos dejar uno en el inicio y otro en el final.

Mapa del recorrido



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lunes, 19 de agosto de 2013

De Ocón al Hayedo de Carbonera

Distancia: 15,7 km
Tiempo aproximado: 6 horas
Dificultad: media-alta
Época recomendada: primavera y otoño

Extraído del nº 40 de la revista "Páginas de información ambiental"

Recorrido y perfil
Salimos de la plaza de la Villa de Ocón, a la que da el albergue juvenil, y subimos en dirección hacia Fuente Tosca, tomando como referencia las ruinas de la ermita de San Juan.

Dejando atrás La Villa de Ocón
Dejamos a mano izquierda el arranque de una pista y seguimos de frente, hacia una caseta de la traída de aguas. Dejamos a mano derecha las piscinas y continuamos recto. Pasaremos al lado de unas balsas de riego.

El camino asciende sobre una conducción de agua (las tapas de los registros nos dan una buena pista) y, tras atravesar una portilla de ganado, nos conduce por la fresca umbría rodeados de rebollos que se acompañan de helechos y de una variada comunidad de matorral en la que no faltan enebros, brezos, jaras, rosales silvestres o escoba negra. A la altura del área recreativa cruzamos una pista y seguimos de frente. Enseguida atravesaremos otra pista para adentrarnos ya en una zona plenamente boscosa.

Interior del rebollar

En el rebollar, totalmente orientado al norte, nos envuelve una humedad inusual en este tipo de bosques. La pista gira al llegar a un abrevadero, pero nosotros seguimos recto hasta una pequeña explanada. Aquí tomaremos una senda que sale a la derecha. En algunos puntos del recorrido encontraremos marcas amarillas en piedras o árboles, pertenecientes a senderos locales, que nos ayudarán a saber que vamos por buena dirección. Durante el ascenso podemos ver varios canchales así como los restos de una antigua nevera (hay un cartel que nos indica girar a la derecha).
Cogote Alto


Al llegar a un cordal giramos a la izquierda y continuamos en dirección hacia la torre de comunicaciones que sobresale entre los eólicos.









Vistas del alto Jubera


La subida a Cogote Alto se ve compensada con unas impresionantes vistas del alto Jubera que no dejarán a nadie indiferente. 







Continuamos por la pista, por nuestra derecha. Tras un repecho, el camino se bifurca entre dos grandes eólicos, y bien cogemos primer desvío de la izquierda para ascender hasta la torreta de Cabimonteros, que con sus 1.389 m es la cumbre de Sierra la Hez, o bien continuamos por la pista del segundo desvío de la izquierda. Más tarde, dejaremos a nuestra derecha un refugio. A partir de aquí, estaremos atentos para buscar una torre de medición de viento, ya que justo antes de llegar a ella dejaremos la pista y nos echaremos por una ancha senda que baja a la izquierda para adentrarnos en el hayedo de Carbonera, uno de los más bellos de la región.

Hayedo de Carbonera
Tras descender algo más de 2 kilómetros, dejamos el hayedo cogiendo una ancha senda que sale a la izquierda, con la indicación de San Julián.

Desvío a San Julián

Más adelante, cruzaremos el barranco por un puentecito para iniciar la última parte del recorrido, que nos llevará de vuelta a La Villa de Ocón por la pista que bordea el monte a media ladera; el pueblo ya es visible en la distancia y nos servirá de referencia para orientarnos en los cruces que encontremos.

Panorámica con La Villa de Ocón su castillo al fondo

El primero, con la pista que remonta el barranco de Aldealobos o San Julián, que atravesaremos. En nuestro regreso, se irán alternando repechos más o menos fuertes con bajadas o tramos más llanos en los que reponer fuerzas, pero siempre acompañados de unas fabulosas panorámicas del valle y sus pueblos.

Vista del Valle de Ocón

Más tarde, enlazamos con la pista que recorre el barranco de Las Ruedas; aquí, no bajamos hacia el pueblo, sino que remontamos unos metros por la pista, en dirección a un área recreativa, y a la altura de ésta continuamos por la pista que sale a la derecha, hasta llegar a un punto, a unos 600 m, donde vemos que hace un giro pronunciado. Ahí lo dejamos y atravesamos una portilla para bajar hacia el pueblo, que aparece enseguida ante nuestros ojos, custodiado desde lo alto de una loma por los restos de su castillo.

Mapa del recorrido



Ver De Ocón al hayedo de Carbonera en un mapa más grande

viernes, 2 de agosto de 2013

Ermita de Lollano

Distancia: 10,3 km
Tiempo aprox.: 3 h 30 min
Dificultad: baja
Época recomendada: cualquiera

Extraído del libro "Las mejores excursiones por Tierra de Cameros", de Rufo Ganuza y Alicia Sanz de Acedo. Ed. El senderista

Recorrido y perfil
Yendo por la N-111 desde Logroño en dirección a Soria, tomaremos en Villanueva de Cameros el desvío que por la LR-253 nos llevaría a Ortigosa de Cameros. Pero antes, después de unos 2,4 km, cerca ya de la presa del embalse de González Lacasa (o de El Rasillo), podremos dejar el coche apartado en el lado derecho de la carretera.


Del lado izquierdo de la carretera parte un camino herboso, sin apenas desnivel, bajo el cual circula una canalización que desde Villoslada de Cameros trae agua del río Iregua al embalse. Caminaremos por una ladera orientada al Norte, poblada de rebollos y algunas retamas, chopos y avellanos, que un poco más tarde dejarán lugar a las hayas.


Más tarde, el camino gira y la ladera se orienta hacia el Este, lo que nos dará la oportunidad de divisar en esa dirección El Horquín (1584 m). Podremos ver también por el lado derecho de las pista un grupo de encinas. En dirección Norte, entre el embalse y Villanueva de Cameros, podremos contemplar el descarnado Alto de Pieza Frades (1147 m). Caminaremos ahora en dirección Sur, dando vista al río Iregua. Si miramos en dirección Sureste, el Cerro Cebosa (1531 m) nos ofrecerá un mosaico de encinares, rebollares, hayedos y pinares, dependiendo del suelo y la orientación.


Dejaremos a la izquierda un camino que desciende. Poco después encontraremos en una pronunciada curva un puente; aquí ignoraremos las marcas del GR-93 que señalan una senda. En esta parte del camino, el robledal es más denso.
Arroyo en el robledal


Abandonaremos enseguida el camino para tomar una pista que asciende por la derecha. Pronto llegaremos a la dehesa de Lollano; a la derecha, en lo alto de una loma, se encuentra la ermita (1125 m), así como un refugio adosado a ella y una zona con asadores.

Volveremos al camino y continuaremos por nuestra derecha. Muy pronto encontraremos las marcas del GR-190 (Sendero Altos Valles Ibéricos), que seguiremos por nuestra derecha hasta encontrar, en las proximidades del despoblado de El Hoyo, las marcas del GR-93 (Sendero Sierras de La Rioja), que seguiremos por nuestra izquierda en dirección a Ortigosa de Cameros. Al llegar cerca de Peñaloscintos, tomaremos a mano derecha la carretera que nos devolverá en unos minutos al punto de partida.

Mapa del recorrido



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jueves, 1 de agosto de 2013

Carrascal de Villarroya

Distancia: 11 km (circular)
Tiempo aprox.: 3 horas
Dificultad: Baja, pero conviene prestar atención a los cruces
Época recomendada: Primavera y otoño


(Extraído del nº 35 de la revista "Páginas de información ambiental")

Recorrido y perfil
En la vertiente sur de la Sierra de Yerga se erige el Carrascal de Villarroya, un extenso encinar de cerca de 375 hectáreas. Antaño, cuando el ganado, las dehesas y cañadas eran una estampa habitual, este tipo de formaciones vegetales se sucedían por todo el valle del Ebro y por las zonas llanas de la montaña más mediterránea. Hoy, en cambio, el carrascal de Villarroya es uno de los escasos vestigios que quedan de aquellas dehesas, y probablemente
el más bello y mejor conservado de La Rioja. En su interior perviven encinas centenarias plagadas de historia, muchas de las cuales conservan huellas de aquellas épocas, como los agujeros en los troncos, ennegrecidos por las hogueras que hacían dentro de ellos los pastores para calentarse, o las
formas alambicadas de sus ramas tras las repetidas cortas.


El paseo nos lleva hasta el corazón del carrascal, acercándonos a las zonas más elevadas, desde las que podemos disfrutar de unas bellas panorámicas de Villarroya, del valle y de las sierras colindantes. No nos será difícil ver rastros de jabalíes, tejones, liebres o ginetas, y con suerte, podemos sorprender algún lagarto ocelado o a cualquiera de la especies mediterráneas de aves que anidan en estos bosques.


El carrascal
Tomando la comarcal LR-123 en dirección Grávalos, dejamos atrás los desvíos de Villarroya, Muro de Aguas y Cornago y, al final de una larga recta, vemos el cartel que indica el área recreativa del Carrascal a la derecha y, a la izquierda, una explanada desde la que sale nuestra ruta. El camino se bifurca nada más comenzar. Nosotros tomaremos el desvío de la izquierda.

Al ir adentrándonos en este carrascal de piedemonte escuchamos el canto asustadizo de los mirlos al oír nuestros pasos, el repiqueteo de la bandada de abejarucos sobre las copas de los árboles y la "voz de alarma" del arrendajo, que advierte de nuestra presencia. En el encinar, ejemplares centenarios de gran porte se acompañan de jóvenes carrascas que continúan colonizando el espacio. El manto verde de la gayuba tapiza taludes y claros del bosque, en el que encontramos una completa y variada representación de matorral  mediterráneo con romero, jaras blancas, jarillas, aulagas, enebros o brezos.


Después de avanzar algo más de un kilómetro cruzamos una zona encementada sobre la Yasa de las Cañadas o Agustina y continuamos recto por la pista principal. A unos 700 metros cogemos un camino que sale a la derecha y nos lleva a una zona más abierta donde veremos, también a nuestra derecha, una senda de tierra que desciende ligeramente.
 

Aquí podemos desviarnos un poco para visitar una curiosa abejera del siglo XVIII.

Interior de la galería de la abejera

Exterior de la abejera
Para ello, nada más pasar la yasa giramos a la izquierda, por debajo de las ruinas de unos corrales, y enseguida veremos pegada al barranco una pared blanca que esconde tras ella, los huecos que albergaban decenas de enjambres.



Detalle de los agujeros de entrada para las abejas





Se trata probablemente de la abejera mejor conservada de La Rioja,un tipo de colmenares fijos típicos en la comarca del Alhama-Linares a partir del siglo XVIII.


Regresamos a nuestra ruta, tomamos la senda de tierra y enseguida aparecen imponentes frente a nosotros los eólicos del monte Gatún. Avanzamos hacia ellos, pasando por una zona encharcadiza, y tras una leve subida por un camino a la izquierda nos reciben unas preciosas vistas de la llanada de Ordoyo.

El carrascal, la llanada de Ordoyo y, al fondo, Yerga
Seguimos recto por el encinar, dejando a nuestra izquierda una señal de prohibido el paso. El camino asciende ligeramente, bordeado por bellos ejemplares de sabina. Volvemos a encontrar aquí una bifurcación, que tomaremos a la izquierda y que nos guiará en suave ascenso hasta la pista de los eólicos.
 

Merece la pena pararse debajo de estos "gigantes", especialmente si el día está despejado, y contemplar las fabulosas vistas del valle del Cidacos,
y dos de sus pueblos, Quel y Autol, custodiado por el monte de los Agudos de Calahorra.


Vistas del Valle del Cidacos
Seguimos nuestra ruta hacia la izquierda, por la pista que bordea los molinos.  Para no despistarnos, debemos tener cuidado de ir por la pista central algo más de 1,5 km y no desviarnos por los caminos que llevan a los aerogeneradores. Atravesamos una repoblación de pino laricio y vamos dejando atrás los molinos. Sobre nosotros, a la derecha, asoman enseguida los conglomerados del monte Gatún.

Cuando veamos un cartel que anuncia el parque eólico, abandonamos la pista
principal y descendemos a la izquierda por una explanada de piedra para buscar, al fondo a la izquierda, una pequeña senda natural que baja por el romeral.



Encina
El olor del romero nos acompaña todo el descenso, en el que veremos los restos de una antigua mina. Seguiremos de frente, sin tomar ningún desvío, hasta volver a entrar en el encinar que, en esta zona conserva ejemplares bellísimos y de gran tamaño, muchos de los cuales superan el metro y medio de diámetro.













Encina de Mario

Un poco más adelante, al llegar a un cruce tomamos la senda de la derecha. En el siguiente cruce de pista, si giramos a la izquierda encontraremos metida en el barranco la encina de Mario.
Encina de Mario

Con más de 450 años de edad, 11 metros de altura y un tronco de más de 1,70 metros de diámetro, esta bella carrasca está incluida en el Inventario de Árboles y Arboledas Singulares de La Rioja.














Volvemos al cruce y seguimos de frente (por nuestra derecha), paralelamente a la Yasa. Pronto llegaremos a la zona encementada sobre la Yasa por donde pasamos al principio. Giramos a nuestra derecha y continuamos por la pista principal hasta volver al punto de inicio.

Mapa del recorrido



Ver Carrascal de Villarroya en un mapa más grande