Tiempo aprox.: 3 horas
Dificultad: Baja, pero conviene prestar atención a los cruces
Época recomendada: Primavera y otoño
(Extraído del nº 35 de la revista "Páginas de información ambiental")
Recorrido y perfil |
el más bello y mejor conservado de La Rioja. En su interior perviven encinas centenarias plagadas de historia, muchas de las cuales conservan huellas de aquellas épocas, como los agujeros en los troncos, ennegrecidos por las hogueras que hacían dentro de ellos los pastores para calentarse, o las
formas alambicadas de sus ramas tras las repetidas cortas.
El paseo nos lleva hasta el corazón del carrascal, acercándonos a las zonas más elevadas, desde las que podemos disfrutar de unas bellas panorámicas de Villarroya, del valle y de las sierras colindantes. No nos será difícil ver rastros de jabalíes, tejones, liebres o ginetas, y con suerte, podemos sorprender algún lagarto ocelado o a cualquiera de la especies mediterráneas de aves que anidan en estos bosques.
El carrascal |
Al ir adentrándonos en este carrascal de piedemonte escuchamos el canto asustadizo de los mirlos al oír nuestros pasos, el repiqueteo de la bandada de abejarucos sobre las copas de los árboles y la "voz de alarma" del arrendajo, que advierte de nuestra presencia. En el encinar, ejemplares centenarios de gran porte se acompañan de jóvenes carrascas que continúan colonizando el espacio. El manto verde de la gayuba tapiza taludes y claros del bosque, en el que encontramos una completa y variada representación de matorral mediterráneo con romero, jaras blancas, jarillas, aulagas, enebros o brezos.
Después de avanzar algo más de un kilómetro cruzamos una zona encementada sobre la Yasa de las Cañadas o Agustina y continuamos recto por la pista principal. A unos 700 metros cogemos un camino que sale a la derecha y nos lleva a una zona más abierta donde veremos, también a nuestra derecha, una senda de tierra que desciende ligeramente.
Aquí podemos desviarnos un poco para visitar una curiosa abejera del siglo XVIII.
Interior de la galería de la abejera |
Exterior de la abejera |
Detalle de los agujeros de entrada para las abejas |
Se trata probablemente de la abejera mejor conservada de La Rioja,un tipo de colmenares fijos típicos en la comarca del Alhama-Linares a partir del siglo XVIII.
Regresamos a nuestra ruta, tomamos la senda de tierra y enseguida aparecen imponentes frente a nosotros los eólicos del monte Gatún. Avanzamos hacia ellos, pasando por una zona encharcadiza, y tras una leve subida por un camino a la izquierda nos reciben unas preciosas vistas de la llanada de Ordoyo.
El carrascal, la llanada de Ordoyo y, al fondo, Yerga |
Merece la pena pararse debajo de estos "gigantes", especialmente si el día está despejado, y contemplar las fabulosas vistas del valle del Cidacos,
y dos de sus pueblos, Quel y Autol, custodiado por el monte de los Agudos de Calahorra.
Vistas del Valle del Cidacos |
Cuando veamos un cartel que anuncia el parque eólico, abandonamos la pista
principal y descendemos a la izquierda por una explanada de piedra para buscar, al fondo a la izquierda, una pequeña senda natural que baja por el romeral.
Encina |
Encina de Mario |
Un poco más adelante, al llegar a un cruce tomamos la senda de la derecha. En el siguiente cruce de pista, si giramos a la izquierda encontraremos metida en el barranco la encina de Mario.
Encina de Mario |
Con más de 450 años de edad, 11 metros de altura y un tronco de más de 1,70 metros de diámetro, esta bella carrasca está incluida en el Inventario de Árboles y Arboledas Singulares de La Rioja.
Volvemos al cruce y seguimos de frente (por nuestra derecha), paralelamente a la Yasa. Pronto llegaremos a la zona encementada sobre la Yasa por donde pasamos al principio. Giramos a nuestra derecha y continuamos por la pista principal hasta volver al punto de inicio.
Mapa del recorrido
Ver Carrascal de Villarroya en un mapa más grande
Gracias por tu explicación de este recorrido. Acabo de hacerlo (27. 3. 2014) con mis amigos y nos ha gustado mucho. Eso sí, el día se ha portado y ha contribuido a hacerlo muy agradable. Juanjo Garnica
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